MUSEALIZACIÓN

Un castillo de personajes, secretos y leyendas que tiene mucho que contar. Un castillo que escribe una nueva página de su historia y de la que puedes ser parte.

A través de esta musealización, la Diputación de Pontevedra trata de poner en valor el monumento desde distintos puntos de vista: como hito del control del territorio integrado en el paisaje, como elemento arquitectónico con función militar, como un inmueble con su propia historia, con transformaciones y cambio de funciones, pero también como espacio de residencia de personas anónimas y personajes históricos. Con esta diversidad de perspectivas se consigue contar distintas historias dentro de una misma historia; la del Castillo de Sobroso.

Espacios experienciales.

  1. Sobroso en el paisaje

El castillo de Sobroso se localiza en un lugar estratégico dominando el territorio y el paisaje que lo rodea, controlando las principales vías de comunicación y el río Miño, frontera natural con Portugal. Esto lo convierte en un punto clave durante la Edad Media y Moderna que no escapará al deseo de control.

Su nombre proviene del latín y hace referencia a la antigua existencia de un bosque de alcornoques (Quercus suber) que rodeaba el castillo y que es escenario de historias y leyendas que envuelven al castillo de misterio.

La comarca en la que se encuentra es un espacio habitado desde tiempos remotos, en el que montes, valles y bosques conservan un rico patrimonio cultural y natural. Antiguos poblados como el castro de Chans y el castro de Troña, o incluso sobre el que parece ser que se construyó el castillo, petroglifos, monasterios medievales como el de A Franqueira, balnearios con saludables aguas termales como el de Mondariz, piedras rodeadas de leyendas como la Pena dos Namorados, playas y sendas fluviales para disfrutar de la naturaleza y el paisaje.

  1. La historia del castillo y sus habitantes

El aspecto actual del castillo es fruto de su última reforma en el siglo XX, pero con toda seguridad, esta fortaleza modificó su aspecto desde su fundación y sufrió muchas destrucciones y también remodelaciones. Su apariencia original debió de ser la de una gran torre, con una muralla y un amplio patio de armas.

Como un buen número de edificaciones medievales de Galicia, desconocemos su fecha exacta de construcción; es controvertida. La primera referencia escrita es del siglo XI y en 1117 la reina Urraca será cercada aquí, por lo que, con toda seguridad, su fecha de fundación es anterior a este momento.

Tras gozar de gran protagonismo durante la Edad Media, es asediado y destruido en 1467 por los Irmandiños, que incendiaron, arrasaron y saquearon más de 3000 castillos gallegos. Desde mediados del siglo XVII se irá convirtiendo progresivamente en una ruina y en los siglos siguientes irá cambiando de manos en varias ocasiones. No será hasta 1923 cuando Alejo Carrera Muñoz compre el castillo e invierta gran parte de su fortuna en su reconstrucción.

El castillo era el escenario donde discurría la vida cotidiana de la familia propietaria del castillo, pero también del servicio que trabajaba en él, como sirvientes, herreros o canteros. El día a día de todos estos oficios también forma parte de su historia y permitió que el castillo funcionase y cobrase vida. Actividades como cocinar, ir a por agua para beber o al mercado a por viandas, fabricar armas o trabajar las piedras para construir o reparar el castillo son esenciales para el buen funcionamiento y la prosperidad de un castillo.

  1. El castillo, protagonista en la Edad Media

La época de esplendor del castillo es la Edad Media, donde dio cobijo a personajes ilustres, como así lo recoge la documentación histórica, aunque su paso está rodeado de mitos y leyendas.

La presencia de la reina Urraca está documentada en la Historia Compostelana, que la sitúa aquí en el marco de la guerra civil entre sus partidarios y los de su hijo, Alfonso VII. Fue sitiada en el castillo, del que consigue huir, según la leyenda, por un pasadizo secreto que conducía al río Tea.

El paso de la reina Isabel de Aragón, también documentado históricamente, está rodeado de misterios y leyendas. La leyenda nos habla de su boda en el castillo con Dinis de Portugal, el rey trovador, aunque es probable que esta reina, ya viuda, se resguardase en el castillo por lo menos dos veces en su camino de peregrinación a Santiago de Compostela.

  1. El castillo, de la destrucción a la recuperación

Tras la etapa de esplendor medieval, el castillo entra en progresiva decadencia, culminando en un estado de ruina y abandono en el siglo XIX. Así está cuando Emilia Pardo Bazán lo visita en 1873 y escriba un artículo sobre ello. Pocos años después, en 1898, Isaac Peral se fotografía entre los muros destruidos y abandonados.

En 1923, Alejo Carrera Muñoz, destacado periodista nacido en Vilasobroso, compra el castillo al conde de Torrecedeira. El castillo inicia así una nueva etapa en la que resurge del olvido, gracias a la inversión de gran parte de su fortuna y al cumplimiento del sueño que tenía desde niño de recuperar el castillo de su pueblo. Bajo la dirección de su nuevo propietario, que se autoproclamó señor de Sobroso, trabajaron en la restauración maestros canteros vecinos de Vilasobroso.

Alejo da vida de nuevo al castillo y organiza actividades culturales y literarias entre las que destacan las de la noche de San Juan o la representación de obras teatrales clásicas en las que se reunía un importante número de exponentes de la intelectualidad gallega del momento.

Además, el castillo estaba abierto a las visitas del incipiente turismo de la zona, en muchos casos procedente del vecino balneario de Mondariz.

  1. Los seres mágicos y el agua

Este espacio de la torre del castillo guarda algunos secretos y habitantes misteriosos. En él se protegía el aljibe, que garantizaba el aprovisionamiento de agua a sus habitantes, pero también esconde misteriosas leyendas y seres mágicos con los que la realidad y la ficción se entremezclan. Son leyendas de tradición oral transmitidas de generación en generación que se originan en el pasado remoto y perviven con el paso del tiempo, que las va tiñendo de componentes mágicos o sobrenaturales.

En el bosque que rodea al castillo vive un trasno que pasa todo el día entre los árboles y durante la noche de San Juan vuela por el bosque adoptando forma de pájaro de alas plateadas.

Este bosque misterioso también es el escenario de la trágica historia de amor de Floralba y el peregrino, condenados por amor a vagar eternamente por los alrededores del castillo.

La Pena dos Namorados, lugar de encuentro entre dos amantes, también nos habla de un amor prohibido con un trágico final. En la oscuridad de la noche aún es posible escuchar el llanto de Aldina, encerrada en la torre del castillo, por la muerte de su enamorado.

  1. La construcción del castillo

 La construcción de este castillo fue un proceso constructivo complejo que requirió un esfuerzo importante. Tareas complejas como la elección de la localización, la definición de la arquitectura militar o la búsqueda de una cantera próxima exigían la participación de diferentes oficios y personal especializado bajo un único mando.

El material, fundamentalmente piedra, y los trabajadores eran imprescindibles para afrontar tal proyecto. Estos trabajadores eran los canteros, un gremio reconocido y fundamental para el desarrollo de este trabajo, dejaron su marca visible en los muros del castillo. Se trata de símbolos y signos grabados con su cincel o buril, que hacen referencia a su extracción del medio natural, a su labrado y a su colocación en la edificación para identificar el trabajo realizado.

  1. Los castillos, escenarios de trovadores

Este aposento era la residencia del señor y de su familia. La chimenea y los parladoiros nos sugieren que en este espacio se celebraban reuniones de entretenimiento y música. Los trovadores eran los encargados de amenizar estas veladas con sus composiciones musicales, preferentemente de amor y desamor.

Martín Códax y el rey Dinis de Portugal, conocido como el rey trovador, fueron dos referentes de la poesía trovadoresca galaico-portuguesa.

La obra de Martín Códax es la más conocida y difundida de la lírica galaico-portuguesa. Compuso siete cantigas de amigo que conservan su anotación musical tal y como se cantaban en su momento gracias al hallazgo del pergamino Vindel en 1914.

Las cantigas de amigo y de amor, características de la lírica galaico-portuguesa, son composiciones amorosas, unas desde la visión de una dama que extraña, busca o se ilusiona con su enamorado y otra, más cortesanas, en las que es el amado el que canta a su enamorada y tratan del amor no correspondido.

  1. El mirador del castillo

Desde lo alto de la torre del homenaje se controla un área de más de treinta quilómetros de distancia. Un auténtico mirador sobre el territorio y el paisaje de una parte de la provincia de Pontevedra y que deja ver más allá del río Miño, alcanzando el país vecino de Portugal.